Los golpes de calor son cada vez más habituales en los últimos años. La falta de sensibilización de la sociedad y el evidente cambio climático que no solo provoca un aumento de las temperaturas sino que además éstas se produzcan de manera desestacionalizada, provoca que haya muchas situaciones en las que la exposición a altas temperaturas provoquen los temidos golpes de calor que pueden acabar con la propia vida. En el mundo del trabajo el problema es aún más profundo porque no solo es una cuestión de sensibilización social sino de condiciones de trabajo. La precariedad y la temporalidad hacen que haya muchos casos en que las personas trabajadoras tienen que asumir riesgos, aun cuando son conocedores de ellos para no perder su trabajo como único medio de vida.
27/05/2023
En el año 2022, a finales de mayo, ya se habían producido las dos primeras horas de calor, anticipando lo que luego sería un verano marcado por termómetros que superaban ampliamente los 40ºC, incluso en zonas donde tradicionalmente las temperaturas máximas recogían dígitos de relativa moderación. El Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, fijó en 360 las muertes atribuibles a las altas temperaturas.
El cambio climático ha provocado que las temperaturas de las épocas estivales, conforme las hemos conocido en las últimas décadas, se anticipen al comienzo del verano y se mantengan después de éste. Es evidente, por lo tanto, que hay un desestacionamiento del calor. La realidad y lo que presume el calendario ya no van de la mano.
Eso implica una adecuación rápida a la nueva realidad en el mundo del trabajo. Evidentemente hay que extremar todas las medidas que aborden el grave problema del calentamiento global, medidas complejas como se vienen demostrando en las cumbres europeas donde se pretende tomar medidas para reducir el calentamiento global, porque son muchos los países afectados con intereses económicos muy dispares. A esto se le suma el problema del negacionismo irracional, porque lejos de ser un mensaje individual y residual, el negacionismo del cambio climático está gobernando países que tienen en esta tarea una responsabilidad crucial. Se trata de un negacionismo institucional.
Nada de esto es excusa, todo lo contrario, para que en el mundo de trabajo se establezcan las medidas preventivas tendentes a prevenir las consecuencias de trabajar en el exterior a altas temperaturas con un evidente riesgo de exposición a sufrir golpes de calor que pueden atacar, no solo a la salud, sino a la propia vida.
El Gobierno de España, en el marco del plan preventivo de salud pública, impedirá trabajar al aire libre si AEMET tiene activada en esa zona alerta roja o naranja. Pero INNOVACIÓN SINDICAL sabemos que siendo importantes las leyes, las normas y los protocolos, aún es más importante la cultura preventiva porque ya el Estatuto de las Personas Trabajadoras, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales que, incluso, faculta a las personas delegadas de prevención a paralizar la actividad en caso de riesgo grave e inminente y otra legislación laboral advertía de la necesidad de proteger a las personas trabajadoras frente a las altas temperaturas, sin que esto suponga que esa prevención que está en el papel que todo lo aguanta, realmente esté integrada en los puestos de trabajo.
Por eso la Autoridad laboral y las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado deben de trabajar conjuntamente para que ninguna persona esté expuesta a trabajos a altas temperaturas, considerando que la actividad bajo esas circunstancias, no solo es una infracción laboral sino un ataque al derecho a la protección de la salud de cualquier persona.
INNOVACIÓN SINDICAL, a través de su Secretario de Salud Laboral, Miguel Ángel Salazar, hace algunas recomendaciones para evitar las nefastas consecuencias de los golpes de calor: “Es importante tener en cuenta que la temperatura normal del cuerpo humano es de 37ºC, que a los 38ºC ya hay un riesgo grave de que se produzcan daños en la salud y a los 40ºC que se produzca la muerte es muy plausible. Hay que prestar mucha atención a los síntomas que pueden indicar que se están produciendo efectos en el organismo por la exposición a altas temperaturas, en concreto, taquicardia, tensión arterial variable, irritabilidad, confusión, alteraciones del sistema nervioso central, respiración rápida y débil, disminución de sudoración, piel caliente, roja y seca o desmayo.”
Una vez que se detectan algunos de estos síntomas, el sindicalista, indica que “es imprescindible colocar a la persona afectada en zona de sombra, enfriarla rápidamente por cualquier método disponible: duchas, mangueras, compresas de a gua fría, abanicándola, etc. y siempre que la temperatura corporal se encuentre por encima de 40,5º, se debe pedir ayuda médica de urgencia”
En cualquier caso, continúa Salazar, “el mejor remedio, la mejor cura y la más eficiente actuación es siempre la prevención, buena hidratación, trabajar en lugares frescos y de sombra en las horas de mayor calor e, incluso, parar la actividad, aumentar los tiempos de descanso, disponer de agua cerca siempre, usar ropas ligeras, amplias, gorra o sombrero y crema para la piel, anticipar el comienzo de la jornada, adelantar las fechas de comienzo de las jornadas intensivas al 1 de junio como muy tarde y tener mucho sentido común porque el valor de la vida supera a las exigencias o las urgencias de la realización de cualquier trabajo”
INNOVACIÓN SINDICAL también advierte que los riesgos de los golpes de calor no solo vienen derivados por altas temperaturas sino también por la combinación de éstas con determinados niveles de humedad, y que este riesgo no es exclusivo de los trabajos en el exterior sino que también afectan a los trabajos en interior, por lo que es fundamental garantizar la climatización de los espacios y el buen funcionamiento de los sistemas.